¡Síguenos!El festival de teatro independiente Butaquita Llena organizado por Gaudenti AC en colaboración con el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla, conquistó a los niños de todas las edades durante tres semanas y 16 funciones, en las que cuatro compañías llenaron el Teatro de la Ciudad de Puebla.
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Este año Butaca llena tomó un giro y presentó cuatro obras especialmente seleccionadas para niños de distintas edades, desde los más pequeños hasta los jóvenes adolescentes, sin olvidarse de aquellos adultos con ánimo de divertirse, relajarse y en algunos casos emocionarse hasta las lágrimas, recordando otras épocas.
Los organizadores del festival apostaron por el teatro infantil y juvenil con el objetivo de acercarse a los más pequeños de la casa para incentivar el gusto por esta disciplina en edades tempranas, ya que este tipo de experiencias no sólo proveen un tiempo de entretenimiento sino también una oportunidad de expandir el imaginario colectivo y permitir a los espectadores aspirar a crear una nueva y mejor realidad.
Los jueves, Imprudentes Teatro, dirigidos por Ermhy Méndez, presentaron Leche de gato, una obra de Lucila Castillo que nos transportó al país de Gori Gori, donde Obdulia Carranza junto con su familia hacían un recorrido en búsqueda de Santa Claus en el norte o ¿en el sur? Viaje que, además de llevarlos a conocer a Romeo el pingüino, los reunió como familia para curar viejas heridas.
La noche de los viernes, Ranas de Laboratorio incendiaba el teatro con Abrasados, una obra de Luc Tartar dirigida por Jesús Rojas, que transportaba al espectador a un lugar en donde Latifa y Jonathan se atrevieron a amarse abiertamente en un espacio prohibido para demostrarlo, la preparatoria. El montaje, con coreografía de Luupz González, transformó el movimiento de los actores en un complemento ideal al texto que con cuatro actores escenificaron más de ocho personajes en distintos espacios.
Gaudenti producciones nos llevó a la década de los 80´s, con la obra musical Capitán Calzón, donde las resorteras bastaban para llenar la imaginación de un súper niño y sus súper amigos. Canciones, bailes y actuaciones brillantes que conmovieron al público con la idea de que los amigos, la familia y los valores que tenemos y demostramos día a día son lo que verdaderamente nos hace únicos.
Con un lleno total, la temporada de Butaquita Llena, que los domingos nos permitía estar en el patio de Jess y André, dos niños que nos compartieron sus historias para aprender sobre la igualdad entre niños y niñas, el respeto a las ideas propias y ajenas, la importancia de la comunicación y la confianza, pero sobre todo del amor incondicional que se tienen dos hermanos en un mundo más preocupado por condenar las diferencias que por aplaudirlas.
