Cruz Azul empezó con una valentía inquietante. El equipo capitalino fue a quitarle la bola al líder general. En lapsos del encuentro, los cementeros avanzaban con éxito con el eje de ataque poco usual; Christian Giménez, Joao Rojas y Joffre Guerrón.

Este último salió a la cancha donde se consagró; Tomás Boy le dio la oportunidad y el ecuatoriano corrió como en los viejos tiempos cuando jugaba con Tigres. En la primera mitad, Guerrón fue todo un guerrero, pero no lograba entrar como él quisiera al área de Nahuel Guzmán.

Lograron lo que nadie había hecho: Desconcentrar a Tigres.

Entre lesiones y cambios repentinos, el partido tuvo la intensidad que se esperaba pero no así en goles, aunque ambos equipos peleaban cada balón como si fuera el último, en especial los del Cruz Azul, ellos querían los tres puntos más que nadie.

Tigres mantuvo su esencia a la defensiva, aunque al ataque fue detenido por “La Máquina”. André Pierre Gignac, Andy Delort e Ismael Sosa fueron bien contenidos por Julio Velázquez y Sebastian Domínguez.

Más allá de la falta de anotaciones, el partido fue una muestra de carrocería de ambos planteles. Los cruzazulinos nunca bajaron los brazos ante el calor del Estadio Universitario, y Tigres no se despegó del todo de esa idea que se le había caracterizado a lo largo del Apertura 2016.