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La abrasadora ola de calor de principios de verano, que ha provocado temperaturas potencialmente mortales en gran parte del hemisferio norte, es una preocupante señal de lo que está por venir, según afirmaron el martes expertos en meteorología de la ONU.
Tres días después de que el servicio meteorológico nacional de España confirmara una temperatura récord de 46 °C en la localidad de El Granado, en Andalucía, las sofocantes temperaturas diurnas y nocturnas siguen sin remitir en todo el continente.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) dice que lo más excepcional de esta ola de calor es que se produce al inicio del verano, cuando habitualmente las temperaturas más altas no llegan hasta entrado julio.
“La frecuencia e intensidad de los eventos de calor extremo está aumentando en Europa y para 2050 aproximadamente la mitad de la población europea puede estar expuesta a un riesgo alto o muy alto de estrés por calor durante el verano”, advirtió Claire Nullis, portavoz de la OMM.