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En una noche cargada de intensidad en el Estadio Nacional de Santiago, Marruecos escribió una de las páginas más memorables del fútbol juvenil. El conjunto africano derrotó 0-2 a Argentina y conquistó el Mundial Sub-20 de 2025, convirtiéndose en el segundo país africano en lograrlo, después de Ghana en 2009.
Desde el silbatazo inicial, el partido fue vertiginoso y polémico. Apenas al minuto diez, Yassir Zabiri ganó un balón en largo y fue derribado por el portero argentino dentro del límite del área. El técnico marroquí pidió la revisión por posible penalti, pero el árbitro Maurizio Mariani, tras observar la jugada, marcó falta en la frontal y mostró tarjeta amarilla al guardameta.
Lejos de protestar, Zabiri tomó el balón y ejecutó con maestría al ángulo derecho, abriendo el marcador con una precisión que encendió a los miles de aficionados marroquíes. Desde ese momento, Marruecos impuso su ritmo. En la banda derecha, Othamne Maamma desequilibró con velocidad y gambeta. A los 28 minutos, una jugada suya terminó en el segundo gol, nuevamente obra de Zabiri, tras un pase al corazón del área.
La Albiceleste, sorprendida y desordenada, no logró reaccionar. Su técnico, Diego Placente, intentó cambios tempranos sin éxito. Aunque Mateo Silvetti tuvo una oportunidad al final del primer tiempo, el marcador no se movió. En la segunda mitad, Argentina buscó con desesperación un gol que nunca llegó. Marruecos, disciplinado y tácticamente impecable, defendió con temple cada balón.
Cuando el árbitro marcó el final, los jugadores marroquíes celebraron una hazaña histórica: el primer título mundial Sub-20 en su historia y una victoria que reescribe el mapa del fútbol juvenil.