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Su cultivo sostenible es clave para combatir el hambre
América Latina resguarda más de 5,000 variedades únicas
Y es que no se trata solo de un acompañamiento popular, sino de uno de los cinco cultivos alimentarios más consumidos del mundo, según datos de la FAO. Su impacto va mucho más allá de la cocina: la papa es sinónimo de seguridad alimentaria, especialmente en regiones donde la tierra cultivable y el agua escasean o resultan demasiado costosas.
Además, su versatilidad es asombrosa. Este tubérculo se adapta a condiciones extremas y su cultivo requiere menos recursos que otros alimentos. De hecho, estudios revelan que su producción emite niveles bajos de gases de efecto invernadero, lo que la convierte en una opción más amigable con el planeta ?.
Pero hay más. En el corazón del Altiplano andino, comunidades indígenas han conservado por siglos una riqueza genética impresionante: más de 5,000 variedades mejoradas y locales de papa, muchas de ellas exclusivas de la región. Estas variantes no solo aportan sabor y textura, sino también resiliencia biológica frente al cambio climático.
“La papa representa un puente entre la tradición y la innovación”, destacó la FAO en su comunicado oficial. Y la verdad es que, en un mundo que busca soluciones sostenibles y nutritivas, este cultivo milenario sigue dando mucho de qué hablar… y de qué alimentarnos.