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Ritual se fortalece entre familias que celebran la Inmaculada Concepción cada 7 de diciembre.
HOUSTON – La comunidad colombiana que vive en Estados Unidos mantiene viva una de sus celebraciones más queridas: el Día de las Velitas, una tradición que cada 7 de diciembre ilumina calles, patios y balcones con cientos de pequeñas luces encendidas. Aunque están lejos de su país, muchos migrantes reproducen con cuidado este ritual que marca el inicio de la temporada navideña y que, para ellos, también significa un vínculo emocional con su origen.
En Colombia, el festejo recuerda la Inmaculada Concepción de la Virgen María, un evento que la tradición religiosa relaciona con el anuncio del arcángel Gabriel. La noche se llena de velitas, faroles y destellos que decoran ventanas y entradas de los hogares con la intención simbólica de “iluminar el camino de la virgen”. Ese gesto sencillo, repetido año tras año, se transforma en un acto cargado de memoria y devoción.
Entre la diáspora, la celebración ha tomado un matiz más amplio. Las familias se reúnen alrededor de las llamas encendidas para conversar, compartir momentos y mantener una costumbre que se ha transmitido por generaciones. Lo religioso convive con lo comunitario, y lo espiritual se mezcla con el deseo de sentirse cerca de casa, incluso en otros países. Por eso, muchos colombianos en Houston organizan encuentros íntimos o actividades improvisadas para sostener esta práctica que consideran parte esencial de su identidad.
El Día de las Velitas no solo marca un inicio simbólico de las festividades decembrinas; también actúa como un recordatorio de pertenencia para quienes migraron. Así, la tradición logra trascender fronteras y sigue prendiendo pequeñas llamas que conectan a una comunidad dispersa, pero unida por su memoria colectiva.
