AP.- El primer ministro de Israel dio positivo por el coronavirus y está trabajando desde casa, dijo su oficina este lunes, luego de una serie de reuniones en persona que incluyeron al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.

La oficina de Naftali Bennett dijo que el primer ministro se sentía bien y que continuaría con su agenda según lo planeado, que incluye una sesión informativa sobre un ataque el domingo por la noche en el que murieron agentes de la policía fronteriza paramilitar de Israel. Después de reunirse con Blinken, Bennett corrió a la ciudad de Hadera, el lugar del tiroteo, para reunirse con las autoridades que respondieron al ataque.

El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo el martes que Blinken seguirá las instrucciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, “incluso con cubrebocas y sometiéndose a las pruebas adecuadas”.

Israel está experimentando un modesto aumento en las infecciones por Covid-19 a medida que una subvariante Ómicron se propaga allí como en muchos otros países. Bennett y casi la mitad de Israel han recibido tres vacunas.

Y horas antes de la prueba, Bennett corrió a la ciudad de Hadera, donde hombres armados mataron a dos policías fronterizos e hirieron a otros cuatro antes de que les dispararan y los mataran.

El gobierno dijo que los tiradores eran simpatizantes del grupo militante Estado Islámico, y el Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad. Fue el segundo ataque mortal llevado a cabo en una ciudad israelí en menos de una semana antes del volátil período previo al mes sagrado musulmán del Ramadán. Las autoridades están en alerta máxima.

El ataque también amenazó con ensombrecer una reunión de ministros de Relaciones Exteriores en el desierto de Negev, donde se esperaba que el acuerdo nuclear iraní encabezara la agenda. Los asistentes al encuentro, de Estados Unidos y cuatro países árabes, condenaron el tiroteo.

El martes pasado, un atacante solitario inspirado por el grupo Estado Islámico mató a cuatro personas en un ataque con puñaladas en el sur de Israel antes de que los transeúntes lo mataran.