En el sur de Ucrania, dejando siete personas fallecidas y 11 debajo de los escombros, dijo el gobernador de la región Vitaliy Kim.

Las imágenes mostraban un hueco en el costado del edificio. Testigos contaron a Reuters que vieron ambulancias y camiones de bomberos que se dirigían al lugar.

“Destruyeron la mitad del edificio, dañaron mi oficina”, dijo Kim. “La mayoría escapó milagrosamente. Ocho civiles están ahora bajo los escombros y esperamos que sean sacados”, dijo el alcalde y agregó que tres militares también están atrapados.

Desde el comienzo del mes de marzo las fuerzas rusas han realizado ofensivas contra los puertos del sur de Ucrania, como Kherson, Odesa, Mykolaiv y Mariúpol, como parte de una estrategia para aislar a Ucrania de sus salidas al Mar Negro y establecer un corredor terrestre desde Rusia hasta Crimea, la península que se anexó en 2014.

Frente a la feroz resistencia ucraniana, las fuerzas rusas quedaron estancadas en Mykolaiv, un punto de entrada a varios otros puertos clave del Mar Negro, que, de ser capturados, cortaría por completo el acceso de Ucrania a su costa.

Rusia anunció el martes que reducirá “fundamentalmente” las operaciones militares cerca de la capital de Ucrania y una ciudad del norte, ya que las conversaciones para poner fin a la guerra pusieron a la vista los contornos de un posible acuerdo.

El viceministro de Defensa, Alexander Fomin, dijo que el cambio en el campo de batalla tenía como objetivo aumentar la confianza en las conversaciones después de que varias rondas de negociaciones no lograron detener lo que se ha convertido en una sangrienta campaña de desgaste.

El anuncio fue recibido con escepticismo por parte de Estados Unidos y otros.

Si bien Moscú lo describió como un gesto de buena voluntad, sus tropas terrestres se empantanaron y sufrieron grandes pérdidas en su intento de apoderarse de Kyiv y otras ciudades. La semana pasada y nuevamente el martes, el Kremlin pareció revertir sus objetivos de guerra, diciendo que su “objetivo principal” ahora es obtener el control de la región de Donbás, predominantemente de habla rusa, en el este de Ucrania.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que no había visto nada que indicara que las conversaciones estaban progresando de una “manera constructiva”, y sugirió que las indicaciones rusas de un retroceso podrían ser un intento de Moscú de “engañar a la gente y desviar la atención”. 

Con información de AP y Reuters