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El autismo es una condición que puede detectarse dentro del primer año de vida de un niño y de no diagnosticarse a tiempo puede repercutir en la calidad y expectativa de vida.
El Trastorno del Espectro Autista o TEA es una alteración del desarrollo neurológico que se manifiesta claramente entre los 18 y 36 meses de edad, aunque puede haber síntomas observables desde antes de los 12 meses.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) uno de cada 160 niños en el mundo tiene un TEA, pero en los últimos 50 años, la prevalencia mundial parece estar aumentando.
El autismo forma parte de los llamados trastornos generalizados del desarrollo y sus principales síntomas son: las deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social.
En 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con TEA, promover su inclusión en todos los ámbitos de la sociedad y luchar por sus derechos.
“Los datos epidemiológicos disponibles demuestran de forma concluyente que no hay pruebas de una relación causal entre los TEA y la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola”, asegura la OMS en su página web.
Judith Vaillard, directora general de Domus, Instituto de Autismo, en la Ciudad de México, dijo a EFE que las personas con este trastorno tienen dificultades para entender el lenguaje tanto verbal como no verbal y por eso persiste una dificultad en su comunicación social.
La especialista recomendó que tras el diagnóstico se busque ayuda profesional y no dejarse llevar por tratamientos “mágicos” o curas milagrosas.