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Las Águilas se coronaron en la Liga Campeones de Concacaf 2015-2016 al vencer a Tigres con marcador global de 4-1. El equipo de Ignacio Ambriz pegó en el Volcán primero (0-2) y después volvieron a ganar en la cancha del Estadio Azteca (2-1). Así se convirtió en bicampeón del torneo.
Los dos equipos empezaron el partido con el motor encendido y pisando el acelerador a fondo. Consumieron metros en un abrir y cerrar de ojos. No todos los días se juega una final. No todos los días el premio es un viaje a Japón. No todos los días se va al Mundial de Clubes.
América empujó los primeros 10 minutos como exige la naturaleza ofensiva de sus jugadores, aunque el marcador global les favorecía y colocaba como amplios favoritos. Rubens Sambueza encontró hueco entre Dueñas y Pizarro y de inmediato generó peligro. Darwin Quintero dejó ir la primera grande al 8’, tras un centro raso desde la derecha que cuando conectó mandó por encima.
Los Tigres comieron ansias. El cronómetro aprieta y asfixia, es implacable. Pasearon el balón como les enseñó “Tuca” Ferretti, un técnico con experiencia de sobra, pero en los últimos toques el pie no hizo click con el balón como sucedía hace unos meses cuando se coronaron en la LIGA Bancomer MX. Le pasó a Juninho, sobrado de fuerza, a Javier Aquino, impreciso y a André-Pierre Gignac, que tenía que soportar el peso de los reflectores.
Conforme el minutero se alimentaba, la visita tomó la pelota y las Águilas replegaron con sentido, sin sobresaltos. Sambueza, con el estandarte del americanismo tatuado, agotó su paciencia ante la falta de posesión y le puso electricidad a la marca, recupero una pelota en media cancha, tocó para Benedetto que abrió para Samudio y este por poco encuentra receptor. Nahuel Guzmán, amante de las salidas, resolvió bien al 18’.
Ayala y Juninho lucieron bien en defensa, los centrales de Tigres ganaron todos los rebotes e hicieron que los nuevos embates empezaran rápido. Un tiro de Pizarro, la porfía de Aquino que chocaba con todos sus marcadores y no mucho más. América volaba tranquilo, apuntaba a Japón.
Al 39’ empezó la turbulencia del vuelo con destino a tierras niponas. La posesión de los norteños rindió frutos, Rafael Sobis se metió por fin con claridad a la zona de definición pero su disparo a primer poste fue detenido por el achique de Hugo González.
Tras el rebote, la pelota fue a dar con uno de los que mejor la trata como si fuera una muestra de fidelidad, André-Pierre Gignac se saboreó el disparo y la puso pegada al palo, imposible para González que estaba vencido. El marcador global, 2-1 para el Club que cumple su centenario este 2016. Llegó el silbatazo del término del primer tiempo y tensión absoluta. Teníamos final
Tigres volvió frenético a la marca, con incisivos uno a uno y desgaste físico para recuperar rápido la pelota. América perdió explosividad en el desdoble con la salida de Quintero y la entrada de José Daniel Guerrero. Al ataque, los de Ferretti no podían aumentar los decibeles porque la muralla azulcrema era sólida y brindaba espacios nulos. Se movían las piezas lenta y analíticamente, como en el ajedrez.
Jürgen Damm entró para sustituir a Damián Álvarez, velocidad, descaro, mensaje claro de “Tuca”. Los laterales del América, Aguilar y Samudio, sostuvieron duelos milimétricos con Damm y Aquino, los duelos siempre terminaron a favor de los amarillos. Esa vía de acceso, la de las bandas, parecía clausurada.