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🔹 La lejanía geográfica, el cambio climático y la falta de recursos locales complican la situación.
🔹 La inseguridad alimentaria se ha vuelto una tendencia constante desde hace 4 años.
Una nueva alerta del Programa Mundial de Alimentos (PMA) encendió las alarmas: 3,2 millones de personas en el Caribe de habla inglesa y neerlandesa luchan por alimentarse cada día. El dato refleja una realidad persistente y profunda.
El informe surge de una encuesta conjunta del PMA y la Comunidad del Caribe (CARICOM). La investigación reveló que el 30% de la población ha reducido su ingesta de alimentos este año. No es un dato aislado: responde a una tendencia de los últimos cuatro años marcada por el alza global en precios de alimentos y tensiones geopolíticas.
El escenario es complejo. Las islas caribeñas, por su ubicación remota, enfrentan limitaciones estructurales: pocos recursos locales, altos costos de importación y exposición directa al cambio climático. La ONU señala que eventos meteorológicos extremos y la fragilidad en las cadenas de suministro disparan los precios de manera abrupta.
La advertencia fue lanzada este viernes por la agencia de Naciones Unidas. Pero el problema no es nuevo: se viene gestando desde hace años, sin respuestas estructurales suficientes.
Este fenómeno no solo habla de hambre. Refleja desigualdad estructural, vulnerabilidad climática y una urgencia humanitaria silenciosa en el Caribe. Mientras tanto, las soluciones parecen llegar tan lentamente como los barcos cargados de ayuda.