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WASHINGTON, D.C., Estados Unidos – El presidente estadounidense, Donald Trump, ha comenzado la demolición parcial del Ala Este de la Casa Blanca para construir un nuevo y lujoso salón de baile, un proyecto que ya genera controversia en la capital.
Desde el lunes, la maquinaria pesada se ha visto derribando parte de la fachada histórica, un sector con más de un siglo de antigüedad que tradicionalmente alberga las oficinas de la Primera Dama y su personal.
El costo del proyecto es uno de los puntos más criticados: $250 millones de dólares, según informó la Casa Blanca. Trump asegura que el financiamiento provendrá únicamente de donaciones privadas de “patriotas” y “grandes compañías americanas”. El nuevo salón tendrá aproximadamente 8,300 metros cuadrados y capacidad para 650 a mil personas, superando ampliamente al actual Salón Este.
Las imágenes de la demolición contrastan con las declaraciones de Trump en julio, quien prometió que la instalación estaría “sustancialmente separada” del edificio principal y que “no interferiría con el edificio actual”.
Informes indican que la obra avanza sin la aprobación final de la Comisión Nacional de Planificación de la Capital (NCPC), organismo encargado de supervisar renovaciones de edificios gubernamentales en Washington.
Durante un evento en la Casa Blanca y en sus redes sociales, Trump afirmó que se trata de un proyecto “muy necesario” que “los presidentes han deseado por 150 años” y que estará listo antes de finalizar su mandato en enero de 2029.
Críticos, entre ellos excongresistas y comentaristas, califican la acción como una “profanación total” y una falta de respeto al patrimonio histórico del inmueble.