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Observadores internacionales acompañan el proceso mientras crece el debate por injerencias externas.
Los hondureños acudieron este domingo a las urnas para escoger a su nuevo presidente, en una contienda definida por un virtual triple empate y por la inesperada irrupción del expresidente Donald Trump, quien respaldó públicamente al conservador Nasry Asfura. La votación se desarrolla en medio de un ambiente tenso, donde coinciden el deseo de estabilidad y la desconfianza acumulada en años de crisis política.
Según las encuestas, tres aspirantes llegan empatados: Rixi Moncada, abogada y figura cercana a la mandataria saliente Xiomara Castro; el expresentador Salvador Nasralla, ahora abanderado del Partido Liberal; y Asfura, empresario conservador que busca recuperar el poder para el Partido Nacional. Más de seis millones de ciudadanos estaban habilitados para votar, no solo por la presidencia, sino también por 128 diputados, alcaldías y sus suplentes.
La presidenta del CNE, Ana Paola Hall, llamó a las Fuerzas Armadas a custodiar el proceso y pidió a los candidatos evitar declaraciones tempranas de victoria, recordando que el TREP se divulgará a las 21:00 (03:00 GMT). También advirtió sobre el riesgo de “anticipar narrativas” que comprometan la confianza pública.
Unos 4,000 observadores nacionales e internacionales, entre ellos delegados de la UE, la OEA y congresistas estadounidenses, se desplegaron por todo el país para acompañar los comicios. El CNE tendrá 30 días para la declaratoria oficial.
Las propuestas se han polarizado. Moncada promete “democratizar la economía” mediante impuestos progresivos y créditos accesibles. Nasralla insiste en combatir la corrupción. Asfura, con experiencia como alcalde capitalino, apuesta por infraestructura, aunque carga con acusaciones de malversación, que rechaza.
Trump desató polémica al describir a Asfura como “el único verdadero amigo de la libertad”. Además, vinculó a Moncada con Fidel Castro y calificó a Nasralla de “prácticamente comunista”. El consejero del CNE Marlon Ochoa respondió pidiendo respeto al voto soberano y rechazo a cualquier injerencia.
En la capital, las opiniones se dividen. Rubén Darío Molina, guardia de seguridad deportado recientemente de Estados Unidos, dijo no confiar en ningún político. En contraste, Carlos Alberto Figueroa, jubilado, considera que el proyecto de Castro debe continuar para sostener mejoras económicas y de seguridad.


