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El G7 busca estabilidad tributaria, pero la tensión con Europa persiste
El impuesto mínimo global, en pausa para las firmas estadounidenses
El Grupo de los Siete (G7) dio un giro estratégico al acuerdo fiscal global promovido por la OCDE al anunciar una excepción que beneficia a las multinacionales estadounidenses. La medida evita que estas compañías paguen el impuesto mínimo del 15 %, acordado por 136 países desde 2021.
El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, fue quien adelantó la noticia esta semana. Celebró que se hayan “defendido los intereses de Estados Unidos” y, como contraparte, instó al Congreso a eliminar la cláusula 889, que imponía represalias fiscales a otras naciones.
Este impuesto fue diseñado originalmente por la OCDE y el G20, dividido en dos pilares: el Pilar 1, que redistribuye derechos fiscales; y el Pilar 2, que establece el tributo mínimo a grandes corporaciones. Su objetivo: detener la evasión fiscal y evitar que países compitan con tasas bajas para atraer empresas.
Aunque el presidente Joe Biden impulsó el acuerdo durante su mandato, la llegada de Donald Trump marcó un quiebre. Apenas asumió el poder en enero, firmó órdenes ejecutivas que sacaban a EE.UU. del pacto. Aun así, Europa podría aplicar el impuesto a empresas estadounidenses con presencia local.
Según un comunicado difundido por Canadá, que lidera la presidencia rotativa del G7, el nuevo entendimiento permitirá avanzar hacia un sistema fiscal más estable y “preservará la soberanía tributaria de cada país”. Además, abre espacio a un “diálogo constructivo” sobre la economía digital.
El G7 también se comprometió a continuar las conversaciones con el G20 y la OCDE para lograr una solución equilibrada y funcional para todos los países.