¡Síguenos!El puñado de comunicadores que han recurrido al periodista Julio Hernández para que funja como su con niñera para desacreditar la “Ley de Ciberseguridad” que será aprobada por el Congreso del Estado y puesta en práctica en Puebla, evitando las amenazas, el acoso, el abuso y toda clase de atropellos y hostigamiento que atentan contra la paz y tranquilidad de la sociedad a través de redes sociales, se han atrevido a comparar, de manera ignorante, el gobierno de Alejandro Armenta con el de Gustavo Díaz Ordaz.
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Nada que ver.
Mucho menos, como aseguran, la “Ley de Ciberseguridad” atenta contra la libertad de expresión ni tampoco la “Ley de Telecomunicaciones”, a nivel nacional, se ha diseñado para espiar o recabar datos personales para dañar honras. Así lo argumentan los mentirosos que minimizan el rescate financiero del Museo Internacional del Barroco y Ciudad Modelo; la obra comunitaria; el fortalecimiento de la seguridad pública en toda la entidad, combatiendo a la delincuencia y creando las casas “Carmen Serdán”; la faena pública; la reestructuración de las ciclovías; “El Bachetón”; el apoyo a migrantes; la bioética como forma de gobierno; el bienestar ciudadano; el impulso a la tecnología y el deporte, la ayuda pronta a municipios afectados por las lluvias.
¿Esto no digno de resaltar?
Nada les llena.
La crítica es loable cuando es constructiva e instructiva, pero se convierte en veneno y mala fe cuando se tergiversa y se destruye la realidad.
Aunque Díaz Ordaz y Armenta son poblanos, nacidos en Izúcar de Matamoros y San Andrés Chalchicomula (Ciudad Serdán), respectivamente, el comportamiento político de ambos es infinitamente contrastante en acción, tiempo y espacio.
Díaz Ordaz estudió abogacía y no fue gobernador de Puebla, sino presidente de México. Antes de esto, se mantuvo cercano al grupo político de Lázaro Cárdenas del Río, compuesto, entre otros, por Manuel Ávila Camacho y su hermano Maximino, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines y Blas Chumacero Sánchez. Su relación con Adolfo López Mateos, quien lo convirtió en secretario de Gobernación, fue envidiable, pues de ahí saltó a palacio nacional.
Para conocimiento de la ignorancia, antes de los negros acontecimientos de 1968 en Tlatelolco, en los que estuvo involucrado Luis Echeverría Álvarez, fue considerado un buen presidente José Gustavo del Santísimo Sacramento Díaz Ordaz Bolaños, su nombre completo, pues durante su gestión se registró un crecimiento en el PIB entre el 6 y 8% no visto desde 1930, año en que el “Maximato” alcanzó su mayor auge; asimismo, la inflación fue mínima con el 2.7% que nunca volvería a tenerse.
Fue el último protagonista del llamado “Desarrollo Estabilizador”.
Alejandro Armenta es dueño de su propia carrera política; estudió Administración Pública y hoy tiene el doctorado. Su cercanía fue con otra generación de políticos y ha procurado elegir lo mejor, desechando lo peor; asimilando lo que le nutre y echando a la basura lo que le perjudica.
N.B.- Si los inadaptados son o fueron fanáticos del “Chavo del 8”, el” Chapulín Colorado” o “El Chanfle”, seguramente odiarán desde ahora a su principal protagonista Roberto Gómez Bolaños, igual que a sus hermanos Francisco y Horacio. El actor fue sobrino de Gustavo Díaz Ordaz y se dijo que muchas veces recurrió a su influyente tío para recibir oportunidades en el cine y televisión, no obstante que nadie puede negar el talento creativo con el que nació y desarrolló a través de su vida.
POSDATA: Si hubiera alguna similitud entre Gustavo Díaz Ordaz y Alejandro Armenta, sería que el primero derrotó en las urnas en 1964 al candidato del PAN, José González Torres, con el 88.8% de votos; mientras, el segundo, apaleó en 2024 a otro panista, Eduardo Rivera Pérez, con más de 2 millones de votos en las urnas nunca logrado, reflejándose en 25 puntos de ventaja.
POSDATA 2: Y si tenemos que apuntar una gran diferencia entre Armenta y Díaz Ordaz, es que, el primero, se inclina por el orden y la justicia; el segundo, se extravió en 1968, después de 4 años de iniciado su gobierno, con la tragedia de Tlatelolco, asumiéndose como responsable, limpiando la candidatura de Luis Echeverría.
POSDATA 3: La detención del activista Renato N., por parte de la fiscalía, no es cuestión de represión a la manifestación de las ideas ni por su defensa del derecho al agua potable, sino por su presunta participación en los delitos de daño en propiedad ajena y despojo agravado en la población de Xoxtla.
Esto es un asunto entre particulares que será resuelto conforme a derecho, sin sesgos.
POSDATA 4: ¿Sabrá el periodista Julio Hernández a qué comunicadores está protegiendo, dándoles la razón en todo lo que argumentan?
POSDATA 5: Alejandro Armenta quiere ser recordado como un gobernador justo.
Hay credibilidad y esperanza en su añoranza que ha reafirmado.
Por el bien de todos, eso se espera.
Al final de su gobierno vendrá el veredicto del pueblo.