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Estrategia busca distribuir gastos y anticipar tendencias de consumo.
Festividades prolongadas influyen en el ánimo y bienestar social.
Puebla, Pue., 26 de agosto de 2025. – Ver un árbol navideño en agosto, disfraces de Halloween desde julio o incluso roscas de reyes en septiembre ya no sorprende a nadie. Las tiendas departamentales y supermercados han convertido el adelanto de mercancías de temporada en una estrategia recurrente.
De acuerdo con el Mtro. Jorge Torres Ríos, académico del Departamento de Negocios de la IBERO Puebla, este fenómeno no es casualidad, sino una estrategia de mercado diseñada para incentivar compras anticipadas y ampliar el ciclo de consumo.
El especialista explicó que colocar productos festivos meses antes de las celebraciones permite que los consumidores repartan sus gastos en diferentes etapas, en lugar de concentrarlos en una sola temporada. Además, las empresas aprovechan promociones como Buen Fin o Ciberlunes, reforzando la idea de que los productos podrían agotarse pronto gracias a la llamada escasez programada.
Pero no todo favorece solo a las marcas. Torres Ríos resaltó que el adelanto de temporadas ayuda a las compañías a detectar tendencias de decoración, colores y estilos, lo que les permite ajustar su oferta a la demanda real. Del otro lado, los compradores se benefician al planificar con calma, evitar aglomeraciones y extender la sensación festiva por más meses.
Finalmente, el académico subrayó un punto poco visible: más allá del consumo, las celebraciones prolongadas impactan en el bienestar emocional. La atmósfera festiva alargada funciona como motivación social, mejorando el ánimo colectivo y extendiendo la experiencia de celebración desde mediados de año hasta diciembre.
En palabras de Torres Ríos, “las festividades no solo venden productos, también generan emociones que acompañan el día a día de los consumidores”.